lunes, agosto 28, 2006

SAN PEDRO CASTAÑERO, EL ADELANTO DEL OTOÑO

Pasar una semana diferente es algo que recomiendo para frenar esta rutina que en ocasiones nos hace ser más superficiales.
Ante la llamada de un buen amigo no pude negarme, y nos dispusimos, alterando los planes normales a organizar una exposición de los cristales de la naturaleza; era en un lugar desconocido para mí, un paraje donde las eólicas ya se asoman y rechinan entre dientes la modificación del entorno.
Fueron tres días de un trabajo como los de antaño, de sol a sol, cubriendo cada parte de la sala, desde su principio hasta su final.
El escenario, un pueblo aun semivacío, pero respirando ya a fiesta, pero con un silencio que impregna sobre todo en los inviernos de nuestras aldeas olvidadas, desgraciadamente reconocidas tan sólo en verbenas, y actos veraniegos.
Habría que inventar algo para devolver la vida a nuestros pueblos.
Por ello, me motiva sin duda aun más promover actos culturales en estos lugares, sobre todo, por sus gentes.
Y en el fondo, este era el objetivo de este modesto escrito, las buenas gentes de San Pedro Castañero; personas que han soportado la dureza del ambiente, de esos fríos y helados inviernos, donde el rocío mañanero rompe el rostro. Algunos otros de la dureza de emigrar a buscar otras posibilidades, por ello debemos ser muy comprensivos, con los que ahora emigran a nuestras ciudades, son gentes llenas de ilusiones y que dejan todo en sus lugares de origen; nosotros fuimos así algún día.
Sin duda yo era un emigrante más en esta semana de "los cristales".
Por circunstancias no achacables a las personas de mi entorno (cada cual tiene su ocupación y su escala de valores, y ello es muy respetable); yo no tuve la suerte de que nadie de ese entorno familiar o de amigos, viniera a ver la maravilla que habíamos preparado Juan y este modesto escritor.
Mi compañero tuvo muchas visitas, cosa que me alegró y me emocionó, pero habrá siempre algo que me compensará de por vida, y es lo siguiente:
Su familia, sus amigos, sus conocidos, me arroparon igual que si yo fuese de su entorno; quizás por que cuando uno va con buena predisposición, obtiene mucho amor por parte de las gentes.
Compartí una mágica jornada con las gentes de San Pedro, compartí mesa y mantel con una familia increiblemente fantástica.
Me sentí uno más.
Hice nuevos amigos que viven en Barcelona, en Madrid, en Bembibre, en Santa Cruz de Montes, en Pontevedra, ... !!En el mundo!!.
No me sentía solo.
Cuanto me alegro haber ofrecido mi trabajo a este amigo, pero sobre todo a esta maravillosa gente de San Pedro Castañero y su entorno.
Me siento muy honrado de haber realizado esta exposición.
Mi energía se alza por momentos.
¿Será verdad que los cristales pueden llegar a ser mágicos?.

1 comentario:

nuria_sam dijo...

Si duda los cristales son mágicos... pero menos dudas tengo cuando pienso que hay momentos, palabras, encuentros ... mágicos. Y sobretodo gente mágica.
Grácias desde Barcelona por todos ellos. Un fuerte abrazo par de luchadores!